Pere Aragonès alcanzó la presidencia de la Generalitat con la promesa de acelerar la implantación de renovables en Cataluña. Pero su legado en este ámbito es más bien decepcionante. Según datos recopilados por el portal dialEc, en la última legislatura autonómica tan solo se han enchufado 141,27 megavatios (MW) de origen renovable. Así, la potencia total de generación ha pasado de 3.599,51 MW en mayo de 2021 a 3.740,79 MW en abril de 2024. Es decir, un 4% más en tres años.
Se da la circunstancia de que la mayoría de nuevos megavatios corresponde a proyectos tramitados con anterioridad a la entrada en vigor del decreto-ley 16/2019. Solo el 19% de la nueva potencia, exactamente 27,09 MW, pertenece a infraestructuras presentadas ante la ponencia de energías renovables del Govern –el órgano interdepartamental que valida o deniega las instalaciones verdes de hasta 50 MW– tras la aprobación de dicho decreto-ley.
Este marco legal, impulsado por el expresidente Quim Torra, sustituyó al implantado durante la época del tripartito. El sector renovable responsabilizaba esta regulación del parón que experimentó la instalación de aerogeneradores y huertos solares durante la pasada década, por lo que saludó positivamente el cambio de dinámica. Pero la llegada de ERC a la presidencia trastocó la normativa dispuesta por Torra que había reanimado la inversión en la comunidad.
Decreto de 2021
Para hacerse una idea, con el decreto Torra se levantaron 169 anteproyectos eólicos, con una potencia superior a los 6,5 gigavatios (GW), y 552 anteproyectos fotovoltaicos sobre terreno, con una potencia de más de 8 GW. En conjunto, 14,7 GW de nueva capacidad para ser filtrados por la ponencia de energías renovables.
Pese a este acelerón, Aragonès sacó adelante el decreto-ley 24/2021 para supuestamente dar un acelerón definitivo a la transición energética en Cataluña. Más allá de que lo hizo previa suspensión durante nueve meses de la ponencia, que dejó de reunirse a la espera de clarificar el entorno legal, el enésimo marco regulatorio modificó aspectos sensibles de la tramitación de los proyectos. Por ejemplo, se obligó a los promotores a abrir el capital a la ciudadanía como requisito para someter el proyecto a información pública.
Trámites interminables
Esto ha retrasado enormemente el papeleo, según señalan varias fuentes consultadas. En el caso de la eólica los plazos son sangrantes: el lapso que media entre la entrada del proyecto en la Generalitat y la eventual obtención de la declaración de impacto ambiental y las autorizaciones administrativas previas y de construcción es de 1.109 días, o lo que es lo mismo, casi tres años.
Por contra, la Generalitat optó por tramitar por vía de urgencia a los miniproyectos de hasta 5 MW, en un movimiento interpretado por los promotores como un guiño a los opositores a las renovables, que prefieren parques pequeños y distribuidos por el territorio.
Objetivos lejanos
De resultas de esta sucesión de leyes y retrasos en la tramitación de los proyectos, Cataluña está muy lejos de alcanzar los objetivos de descarbonización fijados por la propia Generalitat en el documento Proencat 2050. Esta hoja de ruta prevé que en 2030 el 50% de la demanda eléctrica se cubra con fuentes alternativas a los ciclos combinados (gas natural) y la nuclear. Para 2050, se aspira a cubrir el 100% solo con renovables.
Actualmente, las fuentes renovables tan solo aportan el 15,7% de la electricidad generada en la autonomía. Según datos del Observatorio de Energías Renovables de Foro Sella, correspondientes al ejercicio 2023, estas tecnologías sumaron en Cataluña un total de 6.012 GW de potencia, un 2,2% más que el año anterior, una subida que contrasta con el crecimiento del 15,1% anotado en el conjunto de España. Las comunidades con mayores incrementos en la generación de renovables en 2023 fueron Extremadura (+31,9%), Baleares (+28%), Galicia (+23,9%), Asturias (+20,5%), Castilla-La Mancha (+20,3%) y Aragón (+18,9%).
Para cumplir con el Proencat, sería necesario instalar 12.000 MW más de renovables hasta el año 2030 y 58.400 MW hasta el 2050 para lograr un sistema eléctrico totalmente descarbonizado. Pero el mix eléctrico en Cataluña sigue muy dependiente del gas natural y las centrales nucleares de Tarragona, que proveen más del 70% de los vatios que consumen hogares y empresas. Hoy por hoy, los objetivos del Govern siguen muy lejanos.