El alto nivel de inflación subyacente en México es el centro de las preocupaciones del Banco Central. Según el acta de su más reciente reunión de su política monetaria publicada este jueves, la institución reveló que, aunque la inflación general en el país ha sido menor, la escalada de precios, que no considera energía ni alimentos frescos por su alta volatilidad , ha sorprendido por su tendencia alcista. “El entorno inflacionario continúa siendo complejo e incierto”, refiere el acta. Ante este escenario, los integrantes del banco central llamaron a mantener una política monetaria contundente, así como el ritmo de incremento observado anteriormente. El 9 de febrero, el banco central votó por unanimidad un aumento de 50 puntos básicos para fijar la tasa de interés en un nivel sin precedentes del 11%.
En el documento —donde se exponen los argumentos sin identificar al ponente— todos los integrantes de la mesa coincidieron en que la inflación de las mercancías se mantiene alta y que su disminución ha sido paulatina, en especial la correspondiente a las mercancías alimenticias. Uno de los integrantes explicó que la inflación de alimentos continúa por encima del 14% a tasa anual, no solo por presiones externas, sino ahora también por efectos internos. “La mayoría señaló que los precios internos de estas mercancías parecen enfrentar efectos asimétricos de los choques, ya que la disminución de las presiones de referencias internacionales no se está trasladando al consumidor final con la misma velocidad que se observa con las presiones alcistas, ” indica el minuto.
Un miembro señaló que la evolución de la inflación subyacente es motivo para que el Banco de México actúe con aún más cautela. El miembro del banco central expresó su preocupación de que el balance de riesgos para la inflación siga sesgado al alza y consideró que el proceso de desinflación será más difícil de lo previsto. “Dada la dinámica desfavorable de la inflación, especialmente del componente subyacente, es prudente que el aumento de la tasa de referencia en esta reunión mantenga el ritmo de la decisión anterior”. La política restrictiva seguida por el Banco de México se da en el contexto de una inflación galopante que apenas muestra señales de moderación: la inflación general anual se ubicó en 7.76% durante los primeros 15 días de febrero, una ligera caída frente al 7.88% observado en la segunda quincena de enero. Sin embargo, la inflación subyacente durante ese período fue de 8.38%.
Otro resaltó que la política monetaria debe implementarse con firmeza y contundencia, a fin de evitar que se prolongue el proceso inflacionario y sus dolorosos efectos en la economía, especialmente para los hogares de menores ingresos. Advirtió sobre el riesgo de que la inflación no disminuya a un ritmo constante. Consideró que también reafirmaría que el Banco de México conduce su política monetaria de manera autónoma y que no tiene vinculación con las decisiones de la Reserva Federal. Sugirió que se debe tener en cuenta que, dependiendo de la evolución de los datos, pueden ser necesarios aumentos adicionales. Coincidentemente, otro miembro opinó que el escenario inflacionario sigue presentando desafíos y consideró que aún no es adecuado frenar el ritmo de aumento de las tasas de interés.
El crédito en México supera un entorno con altas tasas de interés
De acuerdo con el reporte bancario elaborado por BBVA en México, el año pasado estuvo marcado por un aumento de la inflación y de las tasas de interés, con el consiguiente aumento de la volatilidad en los mercados financieros. El estudio destaca que la recuperación del financiamiento al sector privado ha sido sustentada por el mayor flujo de financiamiento a los hogares. El crédito a los hogares se debe, a su vez, a un crecimiento sostenido del crédito bancario, tanto para consumo como para vivienda. Al cierre de 2022, el saldo del crédito a los hogares registró un crecimiento promedio anual en términos reales (sin inflación) de 5,3% para la cartera de consumo y 3,3% para la cartera de vivienda.
En cuanto al uso de los flujos de financiamiento, el sector público sigue siendo el principal usuario con casi el 40% del flujo total, mientras que, como ya se mencionó, el sector privado ha registrado una recuperación. El componente más débil sigue siendo el de la financiación a empresas, cuyo flujo anual en términos de Producto Interior Bruto en el tercer trimestre del año pasado se situó un 50% por debajo de la media registrada entre 2010 y 2018.
En definitiva, un crecimiento económico mayor al esperado en 2022, sumado al gasto de los excesos de liquidez acumulados durante la pandemia, apoyaron el consumo privado y, con ello, motivaron el crecimiento del crédito a los hogares, particularmente a través de tarjetas y tarjetas de crédito. préstamos de nómina. Sin embargo, el análisis reconoce que la persistencia de niveles elevados de tasas de interés podría afectar el desempeño de los bancos. La morosidad de la cartera de crédito al consumo, por ejemplo, fue de 2,9% en 2022, al mismo nivel que en la cartera de vivienda, en promedio, la morosidad fue de 2,6%.
Carlos Serrano, economista jefe de BBVA México, explica que la inflación normalmente afecta el crédito al consumo en la medida en que erosiona los salarios reales. En México, el salario nominal está creciendo y esto ha hecho que el consumo resista a pesar del aumento en las tasas de interés. “Hay tipos de crédito que son más sensibles a las subidas de tipos, el crédito de automoción, que creemos que está aumentando la demanda, y en general el crédito de bienes de consumo duradero y en particular el crédito empresarial, que normalmente se determinan en tipos variables a corto plazo”, especifica. .
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