Una nueva muerte nubla el aire en torno a las fuerzas de seguridad. La Fiscalía de Ciudad de México ha confirmado a EL PAÍS que Bryan Medina, el sospechoso de haber robado partes de un coche que murió bajo custodia policial el domingo en Coyoacán, fue asfixiado debido a la violencia empleada por la policía en el momento de la detención. “Se ha comprobado que hubo exceso de fuerza por parte de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC). Todo parece indicar que hubo intención de someter y abusar”, dijo una fuente del Ministerio Público. Dos agentes de la SSC fueron detenidos este martes por el ataque y ya se encuentran en prisión preventiva. La misma fuente ha asegurado que el organismo tiene previsto acusarlos de homicidio.
La víctima, identificada por la prensa local como Bryan Medina, de 33 años, habría participado presuntamente en el robo de autopartes. La policía acudió a la calle Ixtlixochitl, en la colonia Adolfo Ruiz Cortines, alertada por una denuncia. A su llegada hubo un forcejeo con un grupo de personas que “trató de evitar la detención”, Según un comunicado de la SSC. Finalmente, “luego de controlar la situación, los efectivos subieron al implicado a bordo de una unidad [vehículo]”.
Es en ese punto donde las versiones comienzan a contradecirse. La SSC defiende que, cuando Medina subió al coche, se dieron cuenta de que el hombre no se encontraba bien y llamaron a un equipo de paramédicos del Cuerpo de Salvamento y Emergencias Médicas (ERUM). Cuando los trabajadores de la salud llegaron a Coyoacán, solo pudieron certificar su muerte. “Fue diagnosticado sin signos vitales por etiología por determinar”, dice ambiguamente el comunicado. Los familiares de la víctima apuntan a otra secuencia de hechos: afirman que el sospechoso fue asfixiado mientras se encontraba en las oficinas de la Fiscalía capitalina. El Ministerio Público lo desmiente: “Es asistido en el patrullaje, llegan los paramédicos y ya no le pueden dar auxilio, pero no pasó en nuestras instalaciones, murió afuera”.
Las medidas tomadas hasta ahora por la SSC no han sido suficientes para los familiares de Medina. Aunque la dependencia aseguró que “dos agentes que participaron en este hecho fueron detenidos y puestos a disposición del Ministerio Público, donde se abrió carpeta de investigación para dar seguimiento al caso”, familiares de la víctima bloquearon ayer la avenida Miguel Ángel de Quevedo. en Coyoacán. Las pancartas que portaban decían “la policía lo mató” y “justicia para Bryan”.
Según algunos medios de comunicación que han difundido la versión de la familia, la detención de Medina se produjo en la madrugada del domingo y el hombre no llegó a una de las oficinas del Ministerio Público hasta la mañana siguiente. Según este relato, la víctima presentaba lesiones corporales, aunque por ahora lo ocurrido durante su detención y en los minutos posteriores es una incógnita aún por descifrar. En cualquiera de los dos escenarios —muerte en la Fiscalía o durante la detención— todas las miradas están puestas en la actuación de los agentes, ya que de una forma u otra, el hombre murió bajo custodia policial.
La SSC, por su parte, señaló en un comunicado este martes: “Condenamos cualquier conducta fuera del marco normativo y reiteramos que no toleraremos ningún tipo de abuso de autoridad, por ello fortaleceremos las capacidades de la Dirección General”. Interior, con el fin de supervisar y sancionar la mala actuación policial”. Consultado por EL PAÍS, el organismo público ha declinado profundizar en los cabos sueltos y las incógnitas que no han sido aclaradas. “El posicionamiento que tenemos es el de el boletín El resto lo tendrá que determinar la Fiscalía”, ha respondido escueta una portavoz del cuerpo policial.
Las muertes de sospechosos bajo custodia policial en circunstancias turbias no son un fenómeno nuevo para la policía mexicana. En la memoria colectiva aún se mantiene la muerte de Giovanni López el 4 de mayo de 2020 en Jalisco, luego de ser detenido por al menos 10 agentes. Tras su presunto asesinato, estallaron protestas y personalidades como Guillermo Del Toro, Salma Hayek o la banda Molotov exigieron el esclarecimiento del crimen.
Más recientemente, en octubre de 2021, el actor mexicano Octavio Pérez Ocaña murió tras chocar su automóvil tras una persecución policial. Los agentes observaron impasibles cómo agonizaba el joven de 22 años. Su muerte fue registrada y viralizada en las redes sociales, en otro ejemplo de violencia policial que encendió la indignación popular. Las fuerzas de seguridad defendieron que el intérprete se había suicidado, aunque las versiones se contradecían y las pruebas no acababan de aparecer. Estos son solo dos casos en una larga historia de abuso e impunidad.
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