La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó este jueves su intención de llegar a un acuerdo con la administración de Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, para que las personas deportadas que no sean mexicanas sean enviadas directamente a sus países de origen. En su conferencia de prensa matutina, Sheinbaum reiteró que, aunque su gobierno espera que no se materialicen deportaciones masivas, México está preparado para enfrentar una situación de emergencia si esta se presenta.
“Nuestra prioridad es recibir a las y los mexicanos, porque somos solidarios con todos, pero nuestra obligación principal es con nuestra gente”, declaró Sheinbaum. Además, destacó que la intención de su administración es trabajar con el gobierno de Trump para garantizar que los migrantes de otras nacionalidades sean retornados a sus países de origen, en lugar de ser enviados a México.
La presidenta también señaló que actualmente existe un acuerdo similar con la administración del presidente Joe Biden, en el cual Estados Unidos se compromete a deportar directamente a personas de otras nacionalidades mediante vuelos a sus países de origen. Este acuerdo incluye la colaboración con México en casos específicos donde Washington no tiene relaciones diplomáticas o logísticas para realizar las deportaciones directamente.
“Con la administración Biden, hemos trabajado en un acuerdo que permite que para muchas nacionalidades, ellos [Estados Unidos] envíen a las personas directamente a sus países de origen. Donde esto no es posible, existe un entendimiento para que México contribuya en el proceso de retorno”, explicó Sheinbaum.
Aunque la perspectiva de deportaciones masivas ha generado preocupación, Sheinbaum subrayó que su gobierno promoverá una estrategia humanitaria. Recordó que su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, siempre destacó la importancia del respeto a la soberanía mexicana en sus interacciones con Donald Trump durante su primer mandato presidencial.
Sheinbaum y Trump sostuvieron una llamada telefónica el pasado 27 de noviembre. En esa conversación, según declaraciones de la mandataria mexicana, ambos líderes intercambiaron puntos de vista sobre la relación bilateral y temas prioritarios para ambas naciones. Sheinbaum calificó la charla como “excelente”, destacando que se trató de un diálogo respetuoso.
Sin embargo, una publicación posterior de Trump en su red social Truth Social generó controversia. En ella, el presidente electo afirmó que Sheinbaum había aceptado detener el flujo migratorio a través de México, lo que interpretó como “cerrar, en efecto, la frontera sur”. Estas declaraciones fueron rechazadas directamente por Sheinbaum, quien aclaró que la política de México no consiste en cerrar fronteras, sino en construir puentes de diálogo y cooperación.
“La postura de México no es cerrar fronteras, sino tender puentes”, enfatizó la presidenta, dejando claro que su gobierno no se alinea con medidas que restrinjan el tránsito de personas, especialmente cuando se trata de migrantes que buscan mejores condiciones de vida.
El manejo de la migración ha sido un tema prioritario para la administración de Sheinbaum desde que asumió el cargo. Según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, entre el 1 de octubre y el 3 de diciembre, el gobierno mexicano ha detenido a 349,625 migrantes, lo que equivale a un promedio de 5,234 detenciones diarias. Estas cifras reflejan la magnitud del desafío migratorio en México, un país que no solo es punto de origen, sino también de tránsito para miles de personas que buscan llegar a Estados Unidos.
La situación migratoria en la región es compleja y multifacética. Mientras muchas personas migran buscando mejores oportunidades económicas, otras huyen de la violencia, la pobreza extrema o el cambio climático en sus países de origen. Esto ha generado una presión significativa sobre México, que se encuentra en una posición geográfica clave como vecino inmediato de Estados Unidos y como ruta de tránsito para migrantes provenientes de Centroamérica, el Caribe y otras regiones.
La administración de Claudia Sheinbaum ha buscado equilibrar la solidaridad hacia los migrantes con la necesidad de mantener el control fronterizo y garantizar la seguridad nacional. Este enfoque humanitario, combinado con acuerdos bilaterales como el que actualmente existe con el gobierno de Biden, ha permitido gestionar parcialmente la situación, aunque los retos persisten.
El regreso de Donald Trump al poder podría complicar aún más el panorama. Durante su campaña presidencial, Trump reiteró su postura dura sobre la migración, incluyendo la promesa de implementar medidas estrictas como deportaciones masivas y la construcción de un muro fronterizo. Aunque sus recientes declaraciones sobre los «dreamers» y su disposición a trabajar con los demócratas han generado cierto optimismo, su historial en temas migratorios sugiere que podría adoptar políticas más restrictivas una vez en el cargo.
Sheinbaum ha dejado claro que su administración está dispuesta a trabajar con el gobierno de Trump, pero siempre bajo condiciones que respeten la soberanía y los intereses de México. La presidenta busca mantener un equilibrio entre la cooperación bilateral y la protección de los derechos humanos de los migrantes, al tiempo que se asegura de que las políticas estadounidenses no trasladen una carga desproporcionada a México.
En este contexto, el manejo de la migración se perfila como uno de los temas más delicados en la relación entre México y Estados Unidos durante los próximos años. La capacidad de ambos países para llegar a acuerdos efectivos será crucial no solo para garantizar la estabilidad en la región, sino también para proteger a las personas migrantes, muchas de las cuales enfrentan condiciones extremadamente vulnerables.
Claudia Sheinbaum ha reiterado que, más allá de las cifras y los acuerdos, lo fundamental es mantener un enfoque humanitario que respete la dignidad de las personas migrantes y ofrezca soluciones reales a los desafíos del fenómeno migratorio. La relación con Donald Trump será un reto diplomático importante, pero la presidenta mexicana ha dejado claro que su prioridad seguirá siendo el bienestar de los mexicanos y el respeto a los principios de soberanía nacional.
A medida que se desarrollen los acontecimientos en torno a las políticas migratorias de Trump y las negociaciones bilaterales, será esencial observar cómo ambos gobiernos logran equilibrar sus intereses y responsabilidades frente a un fenómeno que, lejos de disminuir, continúa creciendo en magnitud y complejidad.