El liderazgo del Cártel de Sinaloa ha sufrido un nuevo revés. José Guadalupe Tapia Quintero, uno de los máximos jefes del grupo delictivo, ha sido detenido cerca de Culiacán durante la madrugada de este jueves en un operativo de la Guardia Nacional con apoyo del Ejército, según ha confirmado a este diario la Secretaría de Estado. Defensa Nacional (Sedena). Tapia Quintero, alias El Lupe, es considerado por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos desde 2014 como el principal gerente de logística de la organización que dirige Ismael el Mayo Zambada, una de las dos facciones más fuertes del cártel, ante los niños pequeños: los hijos de la ex pareja de Zambada, Joaquín El Chapo Guzmán, condenado a cadena perpetua por la justicia estadounidense.
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos calificó a El Lupe el 16 de enero de 2014 como un “lugarteniente mayor” del Cártel de Sinaloa por “su papel en el narcotráfico de Ismael el Mayo Zambada” y por “desempeñar un papel importante en el narcotráfico internacional”, reza un comunicado de la entidad federativa. “Tapia Quintero supervisa el transporte de cocaína y marihuana para la organización Zambada y es responsable de coordinar mensualmente la adquisición y transporte de cocaína y metanfetamina desde Sinaloa a Estados Unidos, específicamente a Arizona y California”, continúa el documento.
En ese comunicado, la dependencia también identificó a Tapia Quintero como operador de “una célula afiliada a Joaquín El Chapo Guzmán”, que transportaba metanfetamina desde Sinaloa a Tijuana y Baja California escondida dentro de tráileres. Un año después, en 2015, El Chapo fue detenido y extraditado a Estados Unidos, donde cumple condena. Su arresto inició una guerra entre las dos facciones más poderosas del Cártel de Sinaloa: los niños pequeños cualquiera los menores, comandada por tres hijos de Guzmán, Iván Archivaldo, Jesús Alfredo y Ovidio, detenidos a principios de enero; y la que encabeza El Mayo, el único capo histórico del narcotráfico mexicano que, con más de 70 años, nunca ha pisado la cárcel.
El Lupe, según la prensa local, fue detenido por un operativo que incluyó helicópteros en Tacuichamona, localidad rural de donde algunas fuentes indican que es oriundo. El lugar está ubicado en los alrededores de Culiacán, uno de los centros neurálgicos del cartel. En agosto del año pasado, las autoridades ya habían logrado detener al hijo del capo, Heibar Josué Tapia, también involucrado en la organización criminal. El gobernador de Sinaloa, el morenista Rubén Rocha Moya, ha confirmado que el narcotraficante ya está en Ciudad de México y celebró que su captura haya sido más pacífica que la de Ovidio Guzmán un mes antes, según declaraciones recogidas por Milenio.
La detención de Ovidio desató una respuesta extrema del cártel, que dejó cientos de vehículos calcinados y una ciudad, Culiacán, levantada en armas y bloqueos de drogas, con imágenes que recuerdan a países en guerra abierta. No era la primera vez que las autoridades intentaban detener al narcotraficante: en 2019, en un día recordado por la población como Jueves Negro o culiacanazoEl Gobierno decidió liberar al hijo de El Chapo tras unas horas en cautiverio para frenar la espiral de violencia desatada por sus secuaces.
La caída de El Chapito alimentó el sentimiento generalizado entre la población de que las autoridades benefician a la facción de El Mayo, un capo nunca detenido, escondido durante años en algún lugar de la sierra sinaloense, según expertos. La detención de Tapia Quintero ahora ayuda a equilibrar la balanza. Su detención se produce mientras, a miles de kilómetros, un tribunal de Nueva York juzga a Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública durante el Gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), uno de los artífices de la estrategia conocida como “guerra contra el narco” y acusado por la justicia estadounidense de ser colaborador a sueldo del Cártel de Sinaloa.
El funcionario mexicano de más alto rango que será juzgado al otro lado de la frontera enfrenta tres cargos de narcotráfico, uno por crimen organizado y otro por hacer declaraciones falsas. En una de las sesiones del juicio, el exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, alias El Diablo y también condenado en Estados Unidos por narcotráfico, aseguró que García Luna y Calderón dieron la orden de proteger a El Chapo y sus colaboradores —en un momento cuando el de que El Mayo y Guzmán eran socios— contra el resto de los capos mexicanos, en medio de una guerra entre cárteles por el control del territorio.
De acuerdo con MilenioEl Lupe tenía una serie de empresas de transporte y mudanzas de fachada que en realidad usaba para contrabandear drogas a través de la frontera. Las empresas están siendo investigadas. Según el diario mexicano, Tapia Quintero también era policía municipal y aprovechó su cargo para escalar en la jerarquía del cártel, hasta llegar al puesto de poder que ha ocupado hasta su detención. Ahora su futuro se decidirá en los tribunales. Solo queda por aclarar si estará en los mexicanos o, como muchos de sus excompañeros y los de García Luna, del otro lado de la frontera.
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