La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, planteó esta semana una ambiciosa idea que busca redefinir las relaciones económicas en el continente: ampliar el alcance del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) hacia países de Centro y Sudamérica. Durante una rueda de prensa posterior a su reunión con el presidente de Colombia, Gustavo Petro, la mandataria mexicana subrayó la importancia de la unidad latinoamericana para fortalecer la posición de la región en el escenario global.
Sheinbaum describió su encuentro con Petro como un diálogo entre presidentes, sin los formalismos de una visita de Estado, pero con el objetivo claro de abordar cuestiones clave para América Latina. Uno de los temas centrales de la conversación fue la integración regional, un concepto que ambos líderes consideran esencial para enfrentar los retos compartidos.
La presidenta mexicana destacó que, si bien las afinidades ideológicas entre los gobiernos progresistas de la región son evidentes, el verdadero motor de la unidad debe ser la integración económica. En este sentido, retomó una propuesta que ya había sido defendida por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador: convertir al T-MEC en un tratado comercial más amplio que incluya a países de América Latina.
Para Sheinbaum, este enfoque podría transformar al continente en una potencia económica capaz de competir con otras regiones del mundo. Según la mandataria, «el potencial de América Latina está subutilizado», y un tratado que fomente la cooperación económica y comercial entre los países del sur podría liberar nuevas oportunidades de desarrollo.
Actualmente, el T-MEC regula las relaciones comerciales entre México, Estados Unidos y Canadá, siendo un pilar fundamental para la economía de estos tres países. Sin embargo, Sheinbaum señaló que los beneficios del tratado podrían ser aún mayores si se ampliara su alcance, integrando a naciones que comparten intereses y desafíos similares.
En su visión, países como Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, Guatemala, Cuba y Venezuela tienen áreas de cooperación que podrían fortalecerse mediante un acuerdo económico inclusivo. Entre los sectores con mayor potencial para esta colaboración, Sheinbaum destacó el desarrollo de energías renovables, la educación, la ciencia, la tecnología y la cultura.
La presidenta mexicana también mencionó a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) como una plataforma clave para avanzar en esta visión de unidad. Actualmente presidida por Honduras, la Celac pasará el liderazgo a Colombia el próximo año, lo que podría facilitar la promoción de esta propuesta en el ámbito regional.
Sheinbaum señaló que la Celac ya ha demostrado ser un espacio efectivo para el diálogo y la cooperación entre los países de la región. Sin embargo, considera que su potencial debe ir más allá de las relaciones políticas y enfocarse en proyectos económicos concretos que beneficien a las naciones latinoamericanas.
En este contexto, la mandataria destacó que la integración económica no solo fortalecería a los países de la región, sino que también les permitiría afrontar mejor los desafíos globales. Desde las crisis climáticas hasta las tensiones comerciales, América Latina podría posicionarse como un bloque sólido y competitivo si logra una mayor colaboración interna.
Por supuesto, la propuesta de Sheinbaum no está exenta de desafíos. La ampliación del T-MEC requeriría negociaciones complejas y un consenso entre múltiples países con intereses diversos. Además, la participación de Estados Unidos y Canadá en este proceso sería crucial, ya que ambos países son actores fundamentales en el tratado actual y tendrían que aceptar cualquier modificación o ampliación.
En este sentido, las recientes tensiones con el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, añaden un nivel extra de complejidad. Trump ha señalado repetidamente su intención de renegociar acuerdos comerciales y ha adoptado una postura proteccionista que podría chocar con la visión de un tratado más inclusivo.
A pesar de estos retos, Sheinbaum se mostró optimista sobre las posibilidades de avanzar en la integración regional. Según la presidenta, la cooperación económica debe ser vista como una herramienta para fortalecer la soberanía y el desarrollo de América Latina, en lugar de una amenaza para los intereses nacionales de cada país.
La mandataria también hizo énfasis en la importancia de la energía renovable como un área prioritaria de colaboración regional. Con vastos recursos naturales y un creciente interés en las energías limpias, América Latina tiene el potencial de convertirse en un líder global en este sector, lo que podría ser un punto clave en cualquier negociación para ampliar el T-MEC.
Por otra parte, Sheinbaum destacó que la educación y la tecnología son fundamentales para el desarrollo de la región. A través de un tratado que fomente la cooperación en estos campos, los países latinoamericanos podrían compartir recursos, conocimientos y buenas prácticas, fortaleciendo sus capacidades internas y mejorando su competitividad a nivel global.
La presidenta subrayó que su propuesta no busca imponer un modelo único para la región, sino más bien construir un marco de colaboración en el que cada país pueda aportar sus fortalezas y beneficiarse de las sinergias generadas. En este sentido, señaló que la diversidad de América Latina es una ventaja que debe ser aprovechada para enfrentar los desafíos comunes.
Finalmente, Sheinbaum recordó que la unidad latinoamericana no es una idea nueva, sino un objetivo que ha sido perseguido por generaciones de líderes en la región. Sin embargo, considera que las condiciones actuales ofrecen una oportunidad única para avanzar hacia este ideal.
Con desafíos como el cambio climático, las tensiones comerciales y las crisis migratorias, América Latina tiene la oportunidad de consolidarse como un actor global relevante si logra superar las divisiones internas y trabajar en conjunto. Para Sheinbaum, la ampliación del T-MEC es un paso importante en esta dirección, y su gobierno está dispuesto a liderar los esfuerzos necesarios para hacerlo realidad.
Aunque el camino hacia la integración regional es largo y complejo, la propuesta de Sheinbaum representa un llamado a la acción para los países de América Latina. En un mundo cada vez más interconectado, la colaboración y la unidad son esenciales para enfrentar los retos del futuro y aprovechar las oportunidades que el siglo XXI tiene para ofrecer.
