Querido, controvertido, excéntrico. La actriz, cantante y política Irma Serrano ha fallecido a los 89 años, según ha informado este miércoles la Asociación Mexicana de Intérpretes. La Tigresa, como se la conocía popularmente, vivió en los últimos años alejada de las cámaras y este miércoles muchos la han recordado en las redes sociales como una mujer “frontal”, “con temperamento”, “polémica”, “amiga querida”, “la terror” de políticos y periodistas. Nacida en Chiapas, Serrano se mudó a la Ciudad de México para desarrollar su carrera. Ella “quería ser artista. Creía que esa era la maravilla del mundo. Casi, casi no lo era. Pero fue conmigo, que yo era la consentida de la gente”, contó en 2015.
@ANDIMéxico anuncia el sensible fallecimiento de la intérprete compañera Irma Serrano.
Conocida como “La Tigresa”, fue una cantante, actriz y política mexicana de larga trayectoria.
Enviamos nuestro más sentido pésame a su familia y amigos. pic.twitter.com/o5V5JvbJ1l
— ANDIMEXICO (@ANDIMéxico) 1 de marzo de 2023
Irma Consuelo Cielo Serrano Castro nació en Comitán (Chiapas, en el sureste de México) en 1933. Su padre era dueño de una imprenta y su madre, terrateniente. Era la menor de tres hermanos. Antes de cumplir 20 años -existen distintas versiones sobre la fecha exacta- se mudó a la Ciudad de México, donde vivió un tiempo con su prima, la poeta Rosario Castellanos. La artista contó en varias ocasiones que fue su escritora quien la introdujo en el mundo profesional, primero como bailarina. Más tarde comenzó su carrera como cantante de rancheras. Con una voz profunda y rasposa, grabó decenas de canciones, como cancion de un prisionero cualquiera nada gano amándote.
En los años sesenta, incursionó en el cine. Una de sus películas más recordadas es santo contra los zombies, película protagonizada en 1962 por el legendario luchador. Con esa película debutó en la gran pantalla, pero más tarde rodaría una veintena de largometrajes. Uno de los últimos fue nana, de 1985, inspirada en la obra de Émile Zola. En la película, Serrano interpreta a una prostituta en el París del siglo XIX. Años antes, también había actuado en la obra que llevaba el mismo nombre. El productor Rubén Lara contaba hace cinco años, durante la celebración del 84 cumpleaños del artista, que la obra había sido “un acontecimiento” que “paralizaba” las ciudades: “Cuando estábamos de gira, el público rompía los cristales de los teatros para ver su”.
Su carrera como cantante, actriz, productora y empresaria llegó a lo más alto. “Tuve suerte. Ella era hermosa, sí, pero no tan hermosa para la suerte que tuve”, dijo Serrano. una entrevista hace una década en el canal Imagen Televisión. La mujer mantuvo un estilo similar al que la había caracterizado durante gran parte de su vida: cejas amplias y expresivas (ahora pintadas) y un delineado negro intenso en los párpados. En esa ocasión, en su casa de Tuxtla Gutiérrez, donde vivía entonces rodeada de antigüedades, la periodista le preguntó cuál había sido la clave de su éxito:
“No siento que haya tenido mucho éxito personalmente”, respondió ella. –Empezando porque no me casé y ni siquiera tuve un hijo. Eso es un poco triste. Creo que nunca lo deseé con todo mi corazón. Mucho de lo que pasó fue suerte, buena suerte. El resto ya se sabe. Pero pregunta lo que quieras.
–¿Recibiste regalos en tu vida? Hay muchas leyendas: que te regalaban casas, coches, teatros…
-Oh, fui muy amable.
La prensa siempre vinculó a La Tigresa con la polémica y siguió de cerca sus romances. Uno de los más escandalosos fue el que tuvo con el presidente Gustavo Díaz Ordaz (PRI), cuyo sexenio (1964-1970) estuvo marcado por la masacre de estudiantes en Tlatelolco. Según dijo ella en esa entrevista, la relación duró “poco más” de cinco años, mientras él estaba casado. “Un día nos enojamos y le di una serenata a Los Pinos. Creo que sí. ya no recuerdo Debe haber sido una triste venganza”, sugirió en aquella entrevista. En su autobiografía, pantalones cortos atados, Serrano dio su versión sobre la relación y el expresidente. “Es lindo, duro a veces, determinado y tonto como yo”, escribió. Siguieron otras relaciones que la prensa capitalizó.
Serrano dejó de lado su faceta de cantante y actriz para dedicarse a la política en los años noventa. Fue diputada federal por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) por su estado natal entre 1994 y 2000. Luego continuó su carrera como senadora independiente y, tras un breve paréntesis en la política, bajo el auspicio de la Alianza Social. partido, se postuló como alcaldesa de un distrito de la Ciudad de México, sin éxito. En una entrevista grabada en la década del 2000, la artista se describió a sí misma como una de las legisladoras “más destacadas”. “Creo que en la sangre, en vez de atole, llevo política. Me gusta”, dijo en aquella ocasión.
Era una mujer excéntrica a la que le decían, por ejemplo, que soltaba los tigres que tenía como mascotas para que los invitados no salieran de su casa. O que adoraba a Satanás, porque en su teatro, el Teatro Fru Fru, tenía una estatua de un personaje con cuernos y pezuñas como parte de la decoración. Muchas de ella eran leyendas, algunas incluso alimentadas por ella misma y luego desmentidas. Como ella cuando contó, a los 70 años, que había quedado embarazada gracias al semen congelado del empresario Alejo Peralta, quien había sido su pareja. Ella misma advertía en ocasiones de su carácter provocador: “Toda mi vida ha sido romper: romper estatutos, romper cosas establecidas”.
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