El aviso epidemiológico emitido por el Gobierno de México tras la aparición de 12 posibles casos de rabia en los estados de Sonora y Oaxaca han vuelto a poner el foco en la enfermedad, que en el último mes mató a dos menores oaxaqueños y de la que ha salido una mujer hospitalizado en estado grave en Nayarit. El académico de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Francisco Monroy, considera pertinente el aviso de las autoridades sanitarias y defiende que la eliminación de la enfermedad en México es “improbable”. “No estamos cerca de erradicar la rabia, por cuestiones climáticas y de la fauna que tenemos”, concluyó en una llamada telefónica con este diario.
“El hecho de que haya tal cantidad de casos en tan poco tiempo nos está diciendo algo”, reflexiona el académico, quien cree que después de lo sucedido las autoridades deben introspeccionar sus métodos de atención. De los 12 casos reportados en los últimos días, nueve se debieron al contacto con la saliva de un perro infectado en Bahía de Kino (Sonora), y los otros tres al ataque de un murciélago en Oaxaca. Aunque el caso del perro dejó un mayor número de posibles afectados, Monroy cree que el problema del desarrollo de la rabia gira en torno a los animales salvajes. “Prácticamente usamos la misma vacuna que para perros y gatos, pero el problema es el manejo. ¿Cómo vas a vacunar a los animales salvajes si ya son difíciles de encontrar? Habría que capturarlos y todo ello sin causarles daño ni estrés”, explica. Las autoridades mexicanas, dice el académico, están tratando de identificar núcleos de animales donde esté presente la rabia para realizar vacunaciones más numerosas.
En las últimas semanas, ataques de murciélagos han provocado la muerte de otros dos menores en el pequeño municipio rural de Palo de Lima, también en Oaxaca. Monroy considera que se ha “satanizado” la figura del animal de forma “contraproducente”: “La mayoría de las especies de murciélagos son totalmente inofensivas e indispensables, generalmente no entran en ciclos de transmisión de la rabia”, considera Monroy, quien asegura que la mamífero ayuda a la polinización y al control de plagas. “No nos damos cuenta, pero en realidad estamos invadiendo los sistemas de estas especies y nos estamos exponiendo a los virus”, dice. Señala que los casos que han aparecido por el ataque de animales salvajes se dan en poblaciones alejadas, y cree que las autoridades deben prestar atención “oportuna” en estos lugares.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció que México había eliminado la rabia humana transmitida por perros como problema de salud pública. Monroy ve en este anuncio “un poco de confusión”, en el que incluso han caído algunos compañeros. “La declaración de la OMS no fue sobre la erradicación de la enfermedad. La diferencia entre un territorio libre de la enfermedad y la erradicación ha generado confusión incluso entre mis compañeros, que han llegado a pensar que los perros ya no necesitan vacunarse”, asegura, alegando que es clave mantener las campañas de vacunación y apostar por la castración de mascotas para evitar la aparición de perros y gatos callejeros.”El estatus de la OMS es un reconocimiento al trabajo realizado en los últimos años, pero no para dejar de hacerlo, sino para continuar con ese trabajo”, concluye. El anuncio del positivo a rabia del animal en Bahía de Kino llevó a la Secretaría de Salud de Sonora a suministrar 1,815 dosis antirrábicas.
Monroy explica que, ante el ataque de un animal rabioso, se deben seguir dos pasos esenciales que significan “la diferencia entre la vida y la muerte”: lavar la herida con abundante agua y jabón —lo que puede reducir la carga viral y reducir el riesgo en un 99%—; y acudir a un centro de salud para recibir la vacuna. En casos adicionales, el académico destaca que se puede aplicar un suero hiperinmune, que incluye anticuerpos contra el virus.
Entre 2010 y 2019 hubo 13 muertes relacionadas con la rabia transmitida por animales silvestres en México, según datos oficiales de la Secretaría de Salud. La aplicación de millones de vacunas antirrábicas en perros y gatos ayudó a reducir las infecciones humanas por estos animales de 9.049 en 1990 a cero. sin informes positivos en perros en 2018 y 2019. De confirmarse la rabia en una de las nueve personas cercanas al perro infectado en Bahía de Kino, se reportaría el primer caso en cuatro años transmitido a humanos por este tipo de animal.
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