La calle Gorostiza es tranquila, solo unas pocas decenas de personas transitan por sus aceras durante la mañana. Las fachadas de los edificios que rodean el recorrido son vírgenes, casi de nueva construcción. A pocas cuadras, el centro de Tepito, el barrio rudo de la capital, comienza a desplegar el enorme mercado que recorre sus laberínticas calles. En el número 57 de Gorostiza, las pancartas que rodean un inmueble casi vacío muestran la publicidad de una preventa de departamentos que en los últimos días ha revolucionado las redes. “¡Vive en Reforma Norte!” invita la carta de la constructora UBK, que ofrece departamentos en la zona desde 2,1 millones de pesos, un costo que se aleja del precio promedio que recoge el portal inmobiliario Vivanuncios para esta zona y que bordea el millón de pesos
La estrategia inmobiliaria pasa por cambiar el nombre del barrio para disparar los precios. Para el investigador del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, Luis Alberto Salinas, el nombre “Reforma Norte” ayuda a enfrentar la estigmatización violenta que tiene popularmente el barrio de Tepito. “Este tipo de publicidad hace que estas zonas parezcan agradables, como si tuvieran todos los servicios”, explica el investigador, que considera que también puede significar la expansión de la gentrificación en la capital.
“Estas viviendas que superan el millón y medio de pesos también superan los salarios mínimos de interés social, para vivienda media. Se busca atraer a cierta población que pueda permitírselos. Todo eso, en un barrio caracterizado por los trabajadores y con una dinámica comercial muy importante”, explica Salinas por teléfono. El investigador advierte que la gentrificación que se está produciendo en la capital —y que es más palpable en otras zonas como la Roma o la Condesa— lo hace “de forma selectiva”. “Se entiende que en la Ciudad de México hay barrios y barrios que se han aburguesado, pero no va a pasar en todo el barrio Guerrero ni en todo el barrio Tepito. Vamos a estar hablando de unas calles en las que hay fuerte inversión inmobiliaria”, especifica.
Desde dentro del barrio rudo, Ana Fernández trabaja en su puesto, donde vende tenis. Se toma un descanso y toma la llamada telefónica de este periódico. Dice que el efecto provocado por la gentrificación —principalmente el aumento de ingresos y el desplazamiento de la población local— no se ha desarrollado en las calles del barrio. “Aquí no se está sintiendo el impacto. Alrededor pueden subir los precios, pero lo que más hay en este barrio son barrios”, explica Fernández, quien asegura que la reputación de peligrosidad que enaltece y estigmatiza al barrio puede ser la clave para que bajen los precios que en otras zonas del centro de la ciudad. . “No es peligroso, pero aquí no viviría nadie que no sea del barrio”, dice el vendedor.
DH, que prefiere no decir su nombre, vive en la zona desde que nació, hace 36 años. Al igual que otros vecinos del lugar, no había escuchado el nombre de “Reforma Norte” y, al igual que Fernández, no ha notado el efecto, ni cree que pueda ocurrir dentro del barrio bravo. “No creo que haya un cambio, y tampoco creo que se pierda la esencia”, dice.
El uso de una reputación para hacer más atractiva una u otra zona de la ciudad no ha sido un caso aislado. La plataforma de alquiler de departamentos Homie también llamó la atención el año pasado, llamando a la zona de Tacubaya “Condesa Sur” en algunos de sus anuncios, jugando con el nombre de un barrio más conocido y en el que el desarrollo de la gentrificación ha sido uno de los más notables en la capital. Para Salinas, el uso de este tipo de publicidad ayuda claramente a atraer clientes. “Obviamente no vas a atraer a la misma gente diciendo ‘Granada’ que ‘Nuevo Polanco’”, explica el investigador, destacando otro de los ejemplos que se han movido en la capital.
En la Ciudad de México, la gentrificación ha sido un tema de interés en los últimos años. La llegada de trabajadores extranjeros a la capital —impulsados por el teletrabajo y ya conocidos como “nómadas digitales”—, que pretenden alargar sus estancias en la capital han venido provocando el aumento de los precios de los alquileres y han provocado un boom de aplicaciones como Airbnb. , que llegan a los propietarios como una forma de obtener altas ganancias. En octubre, el Gobierno de la Ciudad de México anunció una colaboración con esta plataforma y con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para promocionar a la ciudad como centro de “turismo digital” para este tipo de trabajadores. .
Salinas afirma que la gentrificación hay que considerarla como “un proceso en el que se generan transformaciones en determinados espacios” y que en los próximos años podría despertar el interés de los agentes inmobiliarios en distintas zonas que ahora empiezan a generar atracción. “En esta zona que llaman Reforma Norte, van a empezar a comprar, lo que va a provocar la expulsión de la gente”, resume el geógrafo de la UNAM.
En el centro de Tepito aún no llega el trámite. Por la mañana se vuelve a montar el enorme mercadillo repartido por las calles y, por la tarde, los comerciantes recogerán todas las estructuras montadas. Al día siguiente, el proceso se repetirá nuevamente en el cuarto del vendedor. Ana Fernández sigue sin notar el cambio, está muy lejos. “Entiendo que esta construcción [la de Reforma Norte, en Gorostiza 57] Lo están haciendo en las orillas del territorio”, afirma.
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