Los medios mexicanos la bautizaron como la viuda negra. El nombre de María Teresa Landa circuló de boca en boca en una capital que en 1929 estaba convulsa por el crimen que había cometido esta mujer: el asesinato a seis tiros de su marido, un militar. Pero el hecho fue aún más escandaloso porque la autora era una belleza que un año antes se había convertido en la primera Miss México y, por ende, la primera mexicana en competir en Miss Universo. Su juicio fue público, seguido en detalle por la prensa y una ciudadanía que también había sido golpeada por el asesinato del presidente Álvaro Obregón. El jurado popular la declaró inocente de su crimen, al considerar que la mujer mató por dignidad y ella Landa desapareció de la escena pública, encerrada en su mundo y estigmatizada como “matar hombres”. Hasta ahora, cuando la escritora mexicana Ana Romero la ha devuelto a la vida en una novela que cuenta la historia de Miss México: venus triste, ganadora del tercer Premio Sor Juana de Novela Histórica. “Esta es una historia representativa de la lucha femenina por la supervivencia diaria”, dijo Romero este martes, tras conocer que había recibido el premio.
María Teresa Landa era hija de un hombre adinerado de la capital mexicana, tipo machista pero culto, que además le había garantizado a la joven una educación de calidad. “Era una mujer muy educada, fascinada con los dioses griegos”, dice Romero. La niña encantada por su belleza, aunque quería que se reconociera su intelecto. Parecía una Minerva, la diosa de las artes y la sabiduría, aunque para su padre era Venus, la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad. En definitiva, lo que se esperaba de una joven sensible de la clase alta mexicana de la época. Landa ingresó al certamen de belleza Miss México y lo ganó, por lo que participó, con tan solo 18 años, en el concurso que se llevó a cabo en Galveston, Texas. La joven mexicana no ganó el certamen, cuyo premio quedó en manos de la representante de Estados Unidos, pero la prensa de ese país había quedado tan encandilada por su belleza que la bautizó como una reina sin corona.
La vida le sonrió a Landa, sin imaginar que las Parcas, esas divinidades obstinadas en truncar el destino de cualquiera según sus caprichos, le estaban preparando una pesadilla. Había conocido a un militar, Moisés Vidal, de quien estaba enamorada. La pasión fue tan intensa que su padre accedió a su matrimonio, temeroso de que la pareja tomara medidas que empañaran el nombre de la familia. La boda tuvo lugar, entonces, y para el padre fue como la unión de Venus y Marte. Pero no sería el matrimonio feliz de la bella con el militar que todos esperaban. Vidal era celoso y posesivo, le exigía el confinamiento y le prohibía leer los diarios, pero fue en la prensa, precisamente, donde Landa enfrentó la realidad: se enteró por una crónica de que su marido ya estaba casado y tenía dos hijos en la lejana Veracruz, en el sureste de México. La joven desesperada intentó suicidarse, pero fracasó. En una discusión con su marido, según relatos de prensa, la mujer tomó una de sus armas y descargó seis balas sobre el cuerpo del soldado. El hecho fue el deleite de los diarios de la época, que le dedicaron las portadas y también al juicio popular, el último que tuvo lugar en México.
La historia de Landa llamó la atención de Ana Romero cuando la leyó en una publicación de Facebook de un amigo, quien compartió un artículo periodístico sobre crímenes históricos. Más tarde encontró más detalles en una revista vieja que encontró en la casa de una tía y supo que Landa la estaba llamando para contarle sobre su vida. El trabajo de escritura, después de años de investigación, comenzó en 2019 y continuó con la pandemia, cuando el mundo entero entró en confinamiento por miedo al covid-19. “Estábamos encerrados el uno con el otro”, dijo Romero.
Esta es la tercera vez que se entrega el premio, organizado por la Universidad Claustro Sor Juana y la editorial Grijalbo, pero es la primera vez que lo gana una mujer. El premio está dotado con 150.000 pesos. Este año participaron 72 obras y el jurado, integrado por los escritores Mónica Lavín, Eduardo Antonio Parra y el editor Andrés Ramírez, se decantó por la novela de Romero al considerar que “desnuda el proceso de escritura de manera ingeniosa, exhibiendo no sólo las reflexiones del narrador, sino combinando recursos y fuentes hasta convertirlos en parte fundamental de la trama”. El premio se entregó este martes en el auditorio Divino Narciso del Claustro, lugar donde vivió y escribió Sor Juana. Es un hermoso edificio, con un suelo montado en lo que fue una capilla de la que aún se conserva un bello altar.La escritora Lavín ha dicho que quedó impresionada con la historia de Landa, una mujer a la que ha calificado de “válida y apasionada en la búsqueda de espacios para sus deseos”. Parra, que ha aplaudido el humor con el que está escrita la novela, ha dicho que la obra “nos hace darnos cuenta de cómo vivían las mujeres en el México de los años veinte”.
El autor de la novela ha explicado que la historia del joven extrañar Convertida en asesina, la atrapó de inmediato, “porque tengo un interés particular por los cuerpos, principalmente el cuerpo femenino y cómo afecta a nuestras vidas”. La novela se publicará a finales de año y Romero espera que cautive al lector tanto como a ella le cautivó la vida de María Teresa Landa, una de las autoviudas más famosas de México. “Amo a Landa desde hace mucho tiempo. Su historia es como una telaraña que te atrapa”, afirmó Romero.
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